sábado, 10 de mayo de 2008

Carta del que ya esta el cielo al ser querido en la tierra



No llores si me amas, ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos; los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual las bellezas palidecen!¡Cómo!…¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades? Créeme.
¡Cuando la muerte venga a romper las ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban, cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme, sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz! ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por senderos nuevos de Luz…y de vida.

Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

San Agustín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Platicaba con mi hermana menor, y me comentaba que mamá, abla con ella de cuando llegue la hora de partir, de lo emocionante que sera de la alegria, la prepara de alguna manera,me comentaba mi hermana que dolera pero que sera menos que no podra evitar sonreir al recordar lo que ella le decia, al imaginarcela en ese hermoso lugar...

Anónimo dijo...

Creo que es importante la actutud del ser querido ante la muerte.
Mi mamá desea el Ave María, cantado durante su funeral.

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