sábado, 28 de junio de 2008

EL libro de oraciones


Un pobre campesino que regresaba del mercado a altas horas de la noche descubrió de pronto que no llevaba consigo su libro de oraciones. Se hallaba en medio del bosque y se le había salido una rueda de su carreta, y el pobre hombre estaba muy afligido pensando que aquel día no iba a poder recitar sus oraciones.

Entonces se le ocurrió orar del siguiente modo: “He cometido una verdadera estupidez, Señor: he salido de casa esta mañana sin mi libro de oraciones, y tengo tan poca memoria que no soy capaz de recitar sin él una sola oración. De manera que voy a hacer una cosa: voy a recitar cinco veces el alfabeto muy despacio, y tú, que conoces todas las oraciones, puedes juntar las letras y formar esas oraciones que yo soy incapaz de recordar”.

Y el Señor dijo a sus ángeles: “De todas la oraciones que he escuchado hoy, ésta ha sido, sin duda alguna, la mejor, porque ha brotado de un corazón sencillo y sincero”.

A. de Mello (La oración de la rana)

1 comentario:

Hada Saltarina dijo...

El descubrimiento de A. de Mello fue muy importante para mí. Hablar a Dios desde el corazón, sin formulismos ni rituales, sino con total sinceridad y respetuoso afecto por nuestro Creador.
Un abrazo

Unidos

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