Como quisiera nacer de nuevo… lo he pensado en diferentes momentos, más de una vez. Retroceder el tiempo, para repetir aquella alegría ó para no cometer aquel error. Quizás para atrapar esa oportunidad perdida ó para agarrar con más fuerza aquello que se me escapó. Para no haber dicho lo que dije ó para no haber callado lo que callé. Fueron cien los motivos y mil los momentos donde hubiera querido retroceder el tiempo y nacer de nuevo, pero no. Si naciera de nuevo e hiciera exactamente lo mismo, sería perder el tiempo. Si naciera de nuevo, pero esta vez sin cometer errores, podría ser muy bueno, pero entonces ya no sería yo mismo. Y si naciera de nuevo y fuera completamente distinto, sería como si yo nunca hubiera existido. Yo soy lo que soy, producto de mis aciertos y mis errores, me empinan mis pocos talentos y me lastran mis muchos defectos, mi juventud se fue gastando a medida de que giraba el mundo. Me gusta la edad que tengo (voy cerca del medio siglo) aprendí que el único que no yerra es aquel que no hace nada. Que el que no tiene problemas es porque está muerto, que uno se puede morir de viejo sin ser maduro y que el que nunca amó jamás vivió. Amo el mundo donde vivo y del cual soy sólo un pasajero. Amo a Dios, que es tan bueno, que hizo que nuestro mundo nunca deje de dar vueltas, para que siempre exista un mañana donde “nace un nuevo día” y con eso darnos chance de hacer mejor las cosas, de reparar lo que hicimos mal, de repetir lo que nos hizo felices, de cambiar el rumbo equivocado, de intentar nuevas metas, de seguir aprendiendo, de cambiar nuestra vida ó de seguir viviendo… ¡Eureka!... escribiendo estas líneas me acabo de dar cuenta… que en cada nuevo amanecer, no sólo nace un nuevo día… yo también vuelvo a nacer día a día, sin dejar de ser yo mismo.
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1 comentario:
Como quisiera nacer de nuevo… lo he pensado en diferentes momentos, más de una vez.
Retroceder el tiempo, para repetir aquella alegría ó para no cometer aquel error. Quizás para atrapar esa oportunidad perdida ó para agarrar con más fuerza aquello que se me escapó. Para no haber dicho lo que dije ó para no haber callado lo que callé. Fueron cien los motivos y mil los momentos donde hubiera querido retroceder el tiempo y nacer de nuevo, pero no.
Si naciera de nuevo e hiciera exactamente lo mismo, sería perder el tiempo.
Si naciera de nuevo, pero esta vez sin cometer errores, podría ser muy bueno, pero entonces ya no sería yo mismo.
Y si naciera de nuevo y fuera completamente distinto, sería como si yo nunca hubiera existido.
Yo soy lo que soy, producto de mis aciertos y mis errores, me empinan mis pocos talentos y me lastran mis muchos defectos, mi juventud se fue gastando a medida de que giraba el mundo. Me gusta la edad que tengo (voy cerca del medio siglo) aprendí que el único que no yerra es aquel que no hace nada. Que el que no tiene problemas es porque está muerto, que uno se puede morir de viejo sin ser maduro y que el que nunca amó jamás vivió. Amo el mundo donde vivo y del cual soy sólo un pasajero.
Amo a Dios, que es tan bueno, que hizo que nuestro mundo nunca deje de dar vueltas, para que siempre exista un mañana donde “nace un nuevo día” y con eso darnos chance de hacer mejor las cosas, de reparar lo que hicimos mal, de repetir lo que nos hizo felices, de cambiar el rumbo equivocado, de intentar nuevas metas, de seguir aprendiendo, de cambiar nuestra vida ó de seguir viviendo… ¡Eureka!... escribiendo estas líneas me acabo de dar cuenta… que en cada nuevo amanecer, no sólo nace un nuevo día… yo también vuelvo a nacer día a día, sin dejar de ser yo mismo.
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