Espiritu Santo, Ven

El Espíritu Santo, ese fuego que arde en nuestro corazón, esa profunda y misteriosa presencia que todo lo abarca, ese latir en un anhelo inacabado... luz, fuerza, fuego, impulso, consuelo, paz...
Nos prometiste Señor, estar con nosotros hasta el final de los tiempos, nos anunciabas la llegada del paráclito, quien nos abriría los ojos del alma y quién se darramaría como agua de la fuente dentro de nuestro pecho, de nuestra mente... como puro y dulce Amor del mismo Padre Dios que nos ha creado.
Ayer senti ese fuego dentro de mi, el corazón me latía y se me quedaban paralizado todo, me regalaste unos momentos de ti ¿qué me querías decir? ¿qué he de hacer? ¿hacia donde dirigir mi mirada?
El ahora es el momento de tu presencia, el hoy, si, porque hoy te amo con amor primero, y tu que me amas desde siempre me haces consciente de ello.
Cuan agradecida estoy... Ay mi Señor, mi Dios...
Ven Espiritu Santo... ven a todos y a todo, llenanos con tu poder mas tierno, con tu paz y dulzura que necesita darse, salir de dentro para que El, nuestro Señor, sea reconocido y glorificado. Ven Espiritu Santo, dulce huesped el alma... si, dulcísimo amor de Crito, misericordioso don de Dios, nuestro compañero inseparable para siempre.
Que nuestra Mater querida, la llena del Espiritu de Dios, llena de gracia y vida, nos proteja y nos guarde de todo mal, y permanezca en nuestros corazones junto al Amor de los amores.
En Pentecostés, unida a todos los corazones que oran al Espiritu Santo.
Amén