Navegando con mi barca por internet despeiné una ola, pero antes de ser convertida en espuma de mar pude leer su mensaje:
"La juventud es vida: Inquieta. Nerviosa. Agresiva. Ávida de investigar por sí misma. A veces insultante, otras atrevida. Siempre inocente. Víctima de los adultos y Ridícula en sus primeras sentencias"
Yo diría que la juventud es "revelde sin causa" pero otras con causa.
Sí, hemos sido jovenes, hemos vivido la reveldía, la hemos mostrado, la hemos transmitido, la hemos apaciguado, y quizá hasta la hemos enterrado.
Ahora, de adultos ¿qué mundo presentamos a los jóvenes?
¿Es edonista, excaso de valores, fácil...quizá?
¡Ay, de nuestra cultura del consumismo y del culto vacío!
Por fortuna no siempre es así. Ahora bien, creo que es nuestra responsabilidad dejar en libertad a la juventud, pero mostrémosle un camino que merezca la pena vivirlo, sencillamente porque lo estamos viviendo. Que el soñar con un ideal y marcarse una meta, sea motivo de alegría, no de miedos...
Para mi, el camino cristiano es el válido: soñar la utopía del Evangelio sabiendo que los sueños se hacen realidad, sobretodo si practico lo que digo y lo que pienso con el ejemplo, es construir un mundo mejor para todos.
Jesucristo es el camino, el Reino: el ideal, la meta: vivirlo, aquí y ahora y hasta la eternidad.
Junto a la juventud, podemos hacer este mundo mucho mejor, hacer más felices a los que nos rodean... subirnos a la cresta de esa ola, despeinada y sutil... animarles a vivirlo y sentirnos pero que muy bien.
No podemos acabar con todas las penurias y miserias del mundo, pero si podemos poner nuestro granito de arena, que juntos suman montañas.
Sabes, aunque me convierta en espuma y deshacerme después, habrá merecido la pena, porque se habrá cumplido lo soñado... para mi eso es felicidad.
Paz y bien
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