jueves, 10 de enero de 2008
Apertura, hacia el nacimiento espiritual
APERTURA
Todos tenemos dos cumpleaños. El día en el que nacemos, y el día en el que despierta nuestra conciencia. Maharishi.
Cuando nació nuestro cuerpo físico en la forma de aquel bebé, no éramos conscientes de que comenzaba la vida. Sin embargo, existe otro nacimiento posterior en el que sabemos que uno es algo más que un organismo psico-fisiológico. Una experiencia en la que, de pronto, nos damos cuenta de que somos algo más que una mente pensante.
¿Te ha sucedido ya? Si no es así, puede que sea el momento ahora.
En realidad, no sólo nacemos físicamente, sino que también nacemos espiritualmente. En este segundo nacimiento, devenimos conscientes de qué somos y qué sentido tiene la vida para nosotros. Una experiencia chispeante a través de la cual comenzamos a desear realizarnos y tomamos consciencia de la estupenda posibilidad de actualizar nuestras potencialidades y de sentirnos útiles a lo que nos rodea. En ese día irreversible, realmente, volvemos a nacer.
La diferencia entre el antes y el después es algo parecido a vivir dormidos o despiertos a dimensiones insospechadas del Ser. Lo espiritual está mas allá de las creencias y credos ideológicos.
Lo espiritual es una experiencia íntima y transracional que aflora al Yo Profundo. Se trata de un nacimiento que, cuando en algún día nos sucede, ya no tiene vuelta. Uno ya sabe que podrá cambiar sus ideas, pero no podrá renunciar a la consciencia del sí mismo ya nacida.
Lo que sí es cierto es que dicho nacimiento es un algo por lo que experimentar gratitud. Todo llega en su momento. Se dice que cuando el discípulo está preparado, aparece el maestro. A veces, éste adopta la forma de un libro, otras, de un cálido atardecer, a través de alguien que aparece en tu vida. En ocasiones, llega acompañado de amor irresistible y de acontecimientos de dolor, cambio y despertar.
Cuando uno despierta y accede a esa experiencia interior, sabe que ha vuelto a nacer porque ya no vivirá más de lo mismo, tal vez porque siente que antes deambulaba en algo parecido a un sueño. En realidad, darse cuenta de que uno vive en el sueño de la mente es una forma de despertar. "La vida es sueño", decía Calderón. "Vivimos en una caverna y nos relacionamos con el mundo de las sombras", decía Platón. Salir de la "caverna" significa devenir consciente. ¿Consciente de qué?
De que, en realidad, uno es Observación, Infinitud, Océano de Conciencia. Un estado mental que no depende del patrimonio ni de la inteligencia. El camino del puro -tener- tiende a resultar insaciable. Para él nunca es bastante, y una vez conseguidas las cosas deseadas, no estamos garantizados en la paz.
El cultivo del -Ser- aquieta la mente y permite vivir el regalo de la lucidez y la serenidad del alma.
(J.M. Doria)
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